Comencé sacándome la vergüenza
Comencé sacándome la vergüenza…
…poco a poco actuaba ya sin pudor, desprender el miedo fue quizás la parte más difícil, comprendí de esta forma que al desnudar mi cuerpo también estaba desnudando mi mente.
Y ahí estaba Pralad, disparando su cámara, mientras yo cerraba mis ojos para integrarme al entorno, sintiéndome parte de un todo, una naturaleza que me demostraba mi vulnerabilidad y fortalezas en el mismo segundo, sintiendo en mi esa fuerza y ganas de ser parte de la tierra.
Las estructuras de la ciudad urbanizada nos invadieron, representando al orden de la sociedad, orden del que llevó mucho tiempo tratando de escapar, pero esta vez fui parte, integrándome en los puentes, en las calles y en un edificio que particularmente me trasladaba a mi infancia, edifico del cual escuché varias veces la historia de su incendio contada por las voces de mi papá.
Y así sentí que estaba en ese lugar conocido, aunque fuera la primera vez que estaba ahí, observé su arquitectura a una distancia palpable, entendiendo de cerca su inmensidad, mi pasión por la arquitectura me llevo a vivir esta parte de la sesión con cierta magia, que se esfumo rápidamente al ver al vigilante acercarse a nosotros.
“No pueden sacar fotos del edifico”, nos dijo.
Rápidamente me vestí con el pudor que había dejado tirado en el suelo, y salí con la vergüenza vestida a medias.
Solo me quede agradecer a Pralad, por esta increíble experiencia, que sin duda me llevo a descubrir una parte que tenía escondida muy dentro de mi.